Sentado con las Piernas Cruzadas
No todos tienen la elasticidad como para sentarse con las piernas cruzadas. ¡Yo soy uno de esos! No es necesario sentarse con las piernas cruzadas para meditar. Lo cierto es que si te fuerzas a tener una postura incómoda, a la larga, podrías dañarte las articulaciones y, por supuesto, no estarás a gusto para meditar efectivamente.
No obstante, si tú sí tienes la elasticidad aprovecha, porque sentarte con las piernas cruzadas te dará una postura muy estable y aterrizada. Hay muchas formas de hacerlo.
Postura del Sastre
La primera imagen es la postura del sastre, la más sencilla de las posturas con las piernas cruzadas. Es, asimismo, la más común entre los meditadores occidentales.
Es muy importante que apoyes las dos rodillas en el piso, para tener la estabilidad adecuada. Hay que tener tres puntos de contacto (los glúteos y ambas rodillas). ¿Cuándo has visto que un fotógrafo apoye la cámara en un “bipié”? Si no tienes ese firme apoyo sentirás tensión física, porque tendrás que esforzarte para estar derecho. Además, puedes sentir tensión en las rodillas.
Si te cuesta mucho trabajo mantener ambas rodillas en el piso puedes utilizar un cojín delgado o una bufanda doblada debajo de la rodilla, para darte estabilidad. Si tienes una o las dos rodillas separadas del piso, más de 2 ó 3 centímetros, mejor usa silla, cojines o un banquito. Ya podrás después hacer un poco de yoga para aflojar tus caderas y volver a intentar con las piernas cruzadas más adelante.
De nuevo, si tus manos no descansan de manera natural sobre tu regazo, apóyalas en un cojín o una cobija. Quizá quieras alternar el pie que queda al frente, de vez en cuando. Es buena idea, porque cualquier postura con las piernas cruzadas resulta ligeramente asimétrica. Si alternas la posición de los pies nivelarás los posibles desequilibrios y no los “incorporarás” a tu postura.