Sentado en una Silla
Comenzaremos con las posturas más sencillas. Algo que normalmente noto en los principiantes es un deseo de acomodarse en una postura que les cuesta mucho trabajo. Por supuesto, el resultado es incomodidad, distracción y hasta lesiones. Hay que ser gentil consigo mismo.
Puedes meditar perfectamente en una silla del comedor o de tu oficina. Para ajustarla, sólo tienes que elevar sus patas traseras unos cuatro centímetros. Esto le dará una inclinación hacia delante, que te permitirá sentarte derecho sin mantener rígida la espalda y sin que tengas que recargarte en el respaldo. Para ello, puedes usar algunas tablas o libros.
Es posible que el meditador en esta imagen necesite elevar las patas traseras de la silla otro centímetro y medio, de modo que pueda sentarse más derecho.
Cuando medito sentado, me gusta que sólo la base de mi columna toque el respaldo de la silla. Es mejor no recargarse en ella; pienso que esto da lugar a un bajo rendimiento. Pon las manos en tus muslos, con las palmas hacia abajo. Si puedes, coloca los pies completamente apoyados en el piso. Si tus piernas son muy largas o muy cortas en comparación con tu silla, quizá esto no sea posible. Si tus pies no llegan al piso busca algo para apoyarlos (podría ser una cobija doblada). Si tus piernas son muy largas para la silla será mejor que busques otra o que pongas un cojín en el asiento, para estar más elevado.
Algunas sillas de oficina son perfectas para meditar. Acomódala de manera que quede ligeramente inclinada hacia delante. Revisa que el respaldo haga apenas contacto con tu espalda baja. Ajusta la altura para que tus pies descansen completamente en el piso.